lunes, 24 de octubre de 2011

La muerte y el criado

“Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.


Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.


-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.


-Pero ¿por qué quieres huir?


-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.


El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.


Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.


-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”


- La muerte ante ésta pregunta respondió: Porque escrito está que debe acompañarme esta noche, no importa el sitio ni el lugar, lo único es que tiene que ser fuera de Bagdad. Bastó un solo gesto de amenaza para que el terror invadiera su espíritu y corriese hacia su destino.

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